Consejos síndrome posvacacional
Desde que tengo uso de razón, recuerdo como septiembre un mes pesado y triste. Ya, en edad adulta, sí, además, coincidía por volver a un trabajo que no me gustaba, o no me motivaba (sí, también estuve así por muchos años) la vuelta se me hacía doblemente bola, algo increíble.
Ahora, te cuento algo muy personal: Durante años pensé que era lo normal, ya que todo el mundo hablaba de este síndrome posvacacional cuando volvía al trabajo.
Pero aun así, yo sentía que para mí era diferente. Me había pasado siempre, lo recuerdo desde muy joven. Pero cuando empecé a trabajarme en profundidad, con liberación emocional, me di cuenta de que era un comportamiento inconsciente, que nada tenía que ver con el trabajo, me motivara o no y, por tanto, me empecé a preguntar que había detrás de ese comportamiento.
¿Hay algo en mi inconsciente que haga de disparador?
Esta es la pregunta que nos debemos hacer. Muchas veces no te acuerdas o asocias la situación. Yo tardé unos años en verlo. También es verdad que a veces estamos trabajando otros temas más importantes. Pero cuando lo vi, lo tuve claro.
Yo siempre había veraneado en una población catalana, que me encantaba. Allí tenía (y tengo) familia, y tenía amigos. Me encantaba el pueblo y yo adoro la playa. He pasado los mejores veranos de mi vida allí. Al completo. Risas, diversión, sol, sal, libertad cuando era adolescente y todo lo que te puedas imaginar. Esto se cortaba de inmediato a finales de agosto. Volvía a Barcelona, había que volver a la rutina, y a mí se me cortaba la libertad.
Así que de esta forma, mi cerebro generó un disparador. Final de agosto = se te acaba todo. Tristeza, aburrimiento, otras rutinas, otras personas, otros lugares, otras formas (muy diferentes)
Este disparador, lo tuve durante años, aunque ya no veraneaba allí, aunque no me gustara salir de fiesta y aunque no signifique lo mismo que para la adolescente de 15 años.
Pero yo, aun así, con más de cuarenta años, llegaba final de agosto y una melancolía. Un sentimiento de hasta el año que viene no hay diversión, una sensación de ahogo que no podía definir, entraba en mi vida.
La mente subconsciente a veces deja de procesar situaciones.
Esa emoción que en su momento no se procesó, esa angustia por marcharme. Por pasar de la diversión a la rutina. De la libertad, a la opresión. Todavía me acompañaba cada final de verano
Es fuerte. Muy fuerte. Puede que te hayas sentido identificada con esta historia. Abandonar el pueblito, tus amigos de allí, el estilo de vida. Puede que quizás no te sientas identificada con la escena, pero si sientas esa tristeza y quieras saber de donde viene.
Es tan fácil como identificar esa escena y procesar esa emoción, y sentirte neutra. Porque hasta que no lo hagas, tu cerebro seguirá emitiendo la señal de alarma, con situaciones similares o que asocie como similares.
Liberar la emoción para sentirte neutra.
Cuando me di cuenta, en una sola sesión liberé esta emoción. En mí todavía esa emoción de la adolescente que no se quería ir, aunque ya fuera adulta, y llevara otra vida y ni siquiera veraneaba en ese lugar. Cuando liberé la emoción, empecé a sentirme neutra, empecé a ver las posibilidades que traía septiembre y que traía la vuelta a la rutina. Empecé a agradecer lo que tenía, y empecé a sentirme bien, aunque se acabara el verano y me encantaba. Empecé a sentirme neutra y agradecida.
El cerebro hace asociaciones
Puede que no hayas tenido esta situación, y no te sientas identificado. Pero si buscas alguna situación en tu vida, que no sabes el origen, que tu comportamiento es totalmente ilógico (podríamos decir) o incoherente, detrás hay un origen. Quizás no lo recuerdes o no lo asocies, pero tu cerebro sí que lo hace, te lo aseguro.
La única manera de cambiar ese comportamiento, es a través del procesamiento de la mente inconsciente. Al ser inconsciente está oculto y no sabemos o no asociamos. No se procesará en la vida normal, y por eso necesitamos una sesión de liberación emocional para poder procesarlo. Todos estos comportamientos tienen un origen, permítete liberarlos.
Si tienes identificado el disparador, será más rápido (si realmente es el origen). Te puede pasar que en una o dos sesiones lo desactives. Si no tienes claro el origen, pero sientes que lo que te pasa es muy inconsciente, también tengo herramientas para llegar al origen y neutralizarlo. En ambos casos puedes solicitar una sesión individual conmigo, así podemos revisar juntas que es lo más adecuado para ti.
En cambio, si sientes que no hay ningún origen, pero sientes un pequeño bajón, por tu situación personal o profesional, entonces se puede trabajar de forma más superficial, realizando tú misma la liberación emocional en casa.
Además, te ayudará a mejorar tu vida y tu gestión emocional rápidamente, y trabajar con temas del día a día, entonces estás preparada para adquirir el entrenamiento. ¡Ahora tienes el poder de mejorar tu bienestar emocional y vivir una vida más plena y equilibrada!
La liberación emocional es una herramienta poderosa, requiere de tu constancia y el entrenamiento está pensado para trabajar todo aquello que tenga que ver con el día a día.
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