La devoción en Orante.
La ermita San Benito de Orante
Llegué a la ermita de San Benito de Orante por «casualidad», como muchas de las cosas que me han pasado en mi vida, apareció haciendo búsquedas en Internet y decidimos que teníamos que ir.
La ermita se encuentra pasando Sabiñanigo, en dirección a Jaca, casi a una hora de Aínsa, donde estaba nuestro campamento base, en el pirineo Aragonés.
En el inicio del camino había un perro grande, que dicen que se llama Benito y un lugareño tomando el sol. Los dos ni se inmutaron con nuestra presencia. El camino estaba lleno de saltamontes y mariposas. Nunca había visto tantos saltamontes juntos.
Es un camino fácil y agradable, lo hicimos con las niñas sin problemas. Hay unas vistas espectaculares.
Nuestro guía en Orante
Llegamos arriba y allí estaba el Señor Antonio. Es el alcalde de Orante y lleva la gestión de la ermita. Tan sonriente y tan organizado.
Tenía unos ojos profundos, muy sabios, que te miraban para mostrarte con pasión su ermita, su historia y las sensaciones que allí se vivían.
Todo muy místico, muy sensitivo. Entre la piedra de la ermita había cuarzo. Cuarzo blanco. Cuando te apoyabas allí, te calmabas. Nos invitó a sentarnos un buen rato y apoyar nuestra espalda en la ermita. Yo hacia ms ,ade un mes y medio que tenía un dolor de hombro que no se me iba con nada. Allí desapareció ?.
Luego nos permitió 5 minutos a cada uno en soledad, dentro de la ermita, incluida mi hija mayor.
Toda una experiencia. No quiero entrar en detalles, porque cada uno tiene que tener sus propias sensaciones.
La pasión del alcalde de Orante.
Cuando casi estábamos acabando le pregunté si tenía mucho trabajo ahora porque era verano. Me dijo que todo el año venía gente. Que en invierno y cuando llovía también y a veces se mojaba entero.
Le movía el amor y la pasión por lo que hacía. Nos atendía a todos, con una sonrisa. Nos miraba profundamente a los ojos. Nos invitaba a sentir el espacio.
Algunos acudíamos con niños, otros sin. Unas personas buscaban la historia, otras el misticismo, otras la religión.
A todos nos invitaba sobre todo a SENTIR. Y cuando teníamos nuestra oportunidad de entrar en la ermita, sobre todo a sentirnos a nosotros mismos. A sentir nuestras respuestas.
A parte de todas las sensaciones que sentí en la ermita, sentí una gran admiración por el Alcalde Antonio.
El señor Antonio es de esas personas que hacen sus tareas con DEVOCIÓN. He conocido pocas personas que actúen con esa devoción y entrega.
La devoción y la entrega.
Cuando hablamos de devoción es inevitable pensar en la devoción religiosa. Siento que la devoción tiene esa connotación religiosa y es inevitable, para muchas personas, percibirla de forma negativa.
La devoción es la entrega, es el respeto y la admiración por alguien, por algo o por una experiencia.
Si actuamos con devoción en nuestras acciones, quiere decir con amor y entrega total (sin expectativas del resultado) eso se ve, se nota y se siente.
La devoción y la pasión, hacer las cosas lo máximo de bien que podemos, dentro de nuestras posibilidades, con alegría, con amor y con entrega total. Por ejemplo, yo escribo con devoción. Con pasión, con entrega. El tiempo pasa rápido. No importa la renuncia que los otros puedan ver en mi pasión, porque yo no lo siento así. Porque lo hago con pasión, con amor, con entrega.
La escritura para mi es algo que me apasiona y que puedo hacer con verdadera devoción. Alguien que también siento que tiene una inmensa devoción con lo que hace es Amma, que ya te hable en el post anterior de ella.
Para mí, eso es la devoción.
¿Y tu que haces con devoción?
Un abrazo.
me encanta tu post . Probaré de ir este verano.??
¡Muchas gracias por tu comentario Maria! seguro que no te defraudará. Un abrazo.
de nada !!! ???